ir arriba

viernes, 25 de septiembre de 2009

poema

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.

Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

2 comentarios:

  1. Muy bien Miguel. Enhorabuena. Vete a seguidores y pincha en SEGUIR, para que salgas en tu super-moto fantástica.

    ResponderEliminar
  2. El comentario anterior no es de Javier, que es mio (Tere). Es que estaba en su cuenta intentando arreglarle la foto del perfil.
    I´m sorry

    ResponderEliminar

¿No tienes nada que comentar? Nos gustaría conocer tu opinión.